miércoles, 11 de junio de 2008

Villa hace soñar a España en la Eurocopa

Léelo escuchando el sonido de una radio estropeada.

“Ya van a empezar otra vez con lo de que vamos a ganar la Eurocopa. Hay que joderse.”

Tenía esa sensación que sólo le causaban pocas cosas en su vida. Ni siquiera recordaba cuáles. Entre resoplos y medias sonrisas Félix iba ocupado en la tarea que le acompañaba todos los días, a todas horas, hasta cuando dormía. Tenía que estar en Córdoba a las 11 de la noche y el partido acababa de terminar. No se podría decir que le quedara mucho tiempo en la carretera, ni siquiera mucho camino por hacer. Ya no había horas, ni existían caminos.
Giraba la ruedecilla que le llevaba de una voz a otra. El viejo aparato que vigilaba la palanca de marchas del viejo Pegaso del 98 apenas alcanzaba a sintonizar cinco o, si acaso, seis estaciones de radio. Y parece ser que no le gustaban las voces femeninas, o eran estas las que no se dejaban coger por el anciano cacharro. Aunque esta vez eso tampoco importaba demasiado: España había vapuleado 4-1 a Rusia.
Apenas había automóviles en la carretera que se iba apagando conforme llegaba la noche. Las luces de las estaciones de servicio empezaban a parpadear. Félix respondía guiñando con el mejor de sus ojos y ese día con la mejor de sus sonrisas. Era lento (el camión, no el viejo del 48), pero hoy España había jugado un gran partido.
Uno de los carteles que Félix pensaba que brillaba sobre los demás decía algo así como “Bibiana Beach Cocobongo”, y una joven verde roja y amarilla movía sus manos saludando a todo aquel que pasaba por ese tramo de carretera. No se olvidaba de ninguno. Félix le correspondió poniendo las largas (las del camión, y no las del viejo) y siguió con su sonrisa, esta vez con la boca completamente abierta. Y es que la selección había jugado como nunca.
Decidió entonces hacer algo fuera de lo común. Arrimó su Pegaso al arcén y dejó que Bibiana subiera al camión. Sin decir nada la joven subió los grandes escalones que conducían a la cabina y se sentó en el lugar del copiloto. A Félix se le iluminó la cara que ahora era verde, roja y amarilla, y Bibiana seguía repitiendo el mismo gesto de saludo con su mano derecha y brillando como antes. Esa sensación inusual no lo había abandonado. Agarraba el volante con mucha fuerza hasta que las manos le patinaban del sudor. Acariciaba la palanca de cambios palpando la bola que envolvía con sus trabajadas manos. Juntaba las rodillas, y hacía lo mismo con los codos que los estampaba contra sus costados. Bibiana, con el mismo movimiento con el que saludaba a los conductores, agarró la polla de Félix y comenzó a masturbarle. Ahora la sensación que tenía era esa que ya había olvidado hace mucho. Pero es que España había hecho un partidazo. Y ya no hacía kilómetros porque no había camino, ni llegaba tarde o temprano porque no existían horas.

A. Nieto

La croaca 11 de junio de 2008

6 comentarios:

  1. Original manera de celebrar la victoria

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  2. No he entendido bien qué era Bibiana exactamente. La comida del Topolino me ha llegado hasta el cerebro.
    En otro orden de cosas, me gusta.

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  3. bibiana era parte de un cartel de uno los locales de la carretera por la que pasaba el camionero.

    gracias ranadeingleamarila ;-)

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  4. Bibiana es así porque en tu subocnsciente un gordo calvo de color amarillo robó una rosquilla, pero en el mundo de ese gordo calvo de color amarillo jamás habría pajas a camioneros (en huelga o no).

    La relación está clara: el fútbol lleva a la prostitución.

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  5. las putas de luces de colores son las mas molonas y el orgasmo si ganan, que digo, si pasan de cuartos hará que se apageun tdoas las luces de Madrid.
    Sin alimentos y sin luz pero con un cuerpo estupendo

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  6. Un respeto para las que están en blanco y negro. No por aparecer en color molan más. Y si no que se lo digan a Víctor, el amigo de A. Nieto.

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