lunes, 30 de junio de 2008

La gloria para el mejor.



España conquista Eurocopa


Operación salida con el depósito 18 € más caro y la luz en máximos



No leas. Mira las imágenes


Alegría y tristeza, desenfreno y reflexión. Todo está conectado. Lo del precio de la gasolina no importa mucho. Simplemente nos recuerda que algo empieza ahora.


Porque muchas veces sobran palabras y porque todos sabemos a lo que nos referimos hoy 30 de junio. Porque por primera vez habla una narradora en 1ª persona, real y homodiegética.

Corto y cambio.


Renacuajo

La Croaca, 30 de junio de 2008

sábado, 28 de junio de 2008

La relación sadomaso es la más democrática




Léelo rezando un padre nuestro


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Había ido hasta allí, y ahora parecía que para nada. Ni uno de los asistentes se decidía a levantar la mano, y a mí, como era de esperar, me daba una vergüenza terrible. Nunca he sabido llevar la iniciativa ni presentarme de voluntario para algo. Desde pequeño siempre he intentado pegarme a aquéllos que sí sabían tomar decisiones. Bueno no es que yo tampoco las haya tomado nunca, aunque quizá me este contradiciendo porque acabo decir que sí. Bueno, no sé.

Pero ahí estaba ella pidiéndome lo que nunca me iba a pedir nadie. Y sólo por 25 pavos. ¿Y si no se me levantaba? Todo el mundo se reiría, lo que por otra parte no estaría tan mal porque me gusta ver a la gente contenta. No lo iba a hacer. Había muchas otras cosas que hacer en ese sitio. O igual sí.

No alcanzaba a ver a casi ninguno de los asistentes que había en el recinto. Todo estaba muy oscuro. Y olía a semen. Olía a semen como nunca antes en mi vida había olido. Y me sentía sucio. Bueno, no, me gustaba. Y me gustaba porque sabía que aquellos a los que no conseguía ver la cara eran como yo. Seguramente se parecerían mí, con mi peinado, mi camisa, mis pantalones de pana, mis mocasines.

Y entonces pasó. Levanté la mano decido a ser el primer miembro de la “bukake”. Todo el mundo me miró, o por lo menos eso me parecía, y sentí la responsabilidad sobre mis hombros. Yo iba a liderar la “bukake” y todo el mundo seguiría mis indicaciones.

Pero no hubo tal “bukake”. No salieron más voluntarios. Lo sentí como uno de los mayores fracasos de mi vida. Ya me lo decía mi abuela “aspiraciones muy grandes sólo llevan a frustraciones” La tendría que haber oído mejor. Ella siempre tenía razón. Aunque no hubiera imaginado, que en medio del territorio Fabrik, cerca de los urinarios, me iba a encontrar con el párroco de mi barrio. El mismo que domingo tras domingo escuchaba sus confesiones.


A. Nieto



La croaca, 28 de junio de 2008



viernes, 27 de junio de 2008

Uno de los acusados pide perdón mientras Nanysex guarda silencio

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Léelo en la Bandeja de entrada de Nanysex empezando por el final


From: Eduardo S.M. [todd@hotmail.com]
Sent: miércoles, 26 de junio de 2008 22:31

To: Álvaro I.G. [nanysex@gmail.com]
Subject: Fw: Fw: Fw: ¿De qué vas?

Hola Álvaro,
También lo siento, espero que tengas suerte en este jodido bache. Por cierto, menudo partidazo. ¡3-0! Yo también lo he visto, aunque mi tele era un poco mejor... xD Mañana hablamos,

Todd (creo que voy a jubilar este nick...)

P.D.: ¡He conseguido conexion wifi y una PDA moviendo algunos hilos!



From: Álvaro I.G. [nanysex@gmail.com]
Sent: miércoles, 26 de junio de 2008 20:32

To: Eduardo S.M. [todd@hotmail.com]
Subject: Fw: Fw: ¿De qué vas?

Ok, creo q t entiendo. Lo mejr será q hagams eso. Ultimamnt no sé q m pasa, lo siento. No m djan star casi nada n la sla d ordnadors. M vy a ver el partido d españa, ns han djado vrlo en una salita cn una mierda d tele d 16 pulgadas. Q tngas suerte.



From: Eduardo S.M. [todd@hotmail.com]
Sent: miércoles, 26 de junio de 2008 20:17

To: Álvaro I.G. [nanysex@gmail.com]
Subject: Fw: ¿De qué vas?

Hola Álvaro,
No sé qué decirte la verdad, estas dos semanas han sido muy raras...
De todos modos, todavía no me creo que esto esté pasando. Mi abogado ha dicho que el numerito del perdón que he montado hoy fue idea mía pero la verdad es que lo teníamos todo pensado. Nos han trincado nany, no le puedo hacer nada por muy cabreado que estés. Todos estamos jodidos, hundidos hasta el cuello, no sólo tú. Así que no entiendo a qué cojones viene que te mosquees conmigo. ¿Ahora quieres que piense en los demás? ¿Quién nos metió en todo este lío? ¿Te lo he echado alguna vez en cara? Mira, a mí siempre me gustó todo lo que me pasabas desinteresadamente, te lo agradeceré siempre. Disfruté y pasé momentos que no olvidaré. Nuestro mundo es algo diferente, especial. Estábamos en nuestro derecho, pero la gente no lo entiende, tienes razón, y contra eso nosotros no podemos hacer nada. La sociedad no está preparada para entenderlo. Creo que lo mejor será que aparentemos lo que no somos, que nos hagamos los arrepentidos, los locos, lo que haga falta. ¿No lo entiendes? Es lo mejor. Cuando todo esto pase, las cosas volverán a ser como antes y todo este lío sólo será un mal recuerdo.

Un abrazo,

Todd



From: Álvaro I.G. [nanysex@gmail.com]
Sent: miércoles, 26 de junio de 2008 19:22

To: Eduardo S.M. [todd@hotmail.com]
Subject: ¿De qué vas?

Edu, de q vas? q pretndes? M ha parcido muy bonito todo eso de pedir perdón a "las victimas, a sus familias y a la sociedd". Pro q t crees? Q la gente es tnta? Y encima m dejas mal a mí y al resto del grupo. Cuando tocabas a esas niñas y t la meneabas delante de la pantalla no parecias tan arrepntido. Pr q ahora tienes qe arrpntirte? q daño hacias? tu parec q stas mnos trincado q los dmas, pro si siges pr ese camino, escuchame cabrn, les enseño ls videos q tdavia no han ncntrado. Esty asqeado de tdo esto. Tdo l mndo ns odia y ahora tu intntas traicionarnos asi. A ti t caeran pcos añs. A mi, si se creen q sty loco, tmpco muchos mas. Cuand salga d sta espero pr tu bien q no hyas frmado familia...


--
Henryque,
La Croaca, 27 de junio de 2008

jueves, 26 de junio de 2008

Indemnizan con 54.000 euros a un paciente que perdió un testículo en Barcelona


Léelo pensando que la que escribe esto tiene hoy su último examen.


Enlace a la noticia aquí.


TITULAR ALTERNATIVO:

UN 74,9% DE LOS NIÑOS NACIDOS DESPUÉS DE 2006 EN CATALUÑA SON DEL MISMO PADRE

A M.M.C, barcelonés de 22 años, le extirparon un testículo en noviembre de 2006 por supuestas irregularidades en su función. Desde entonces, todos los niños que han nacido gracias al semen de un donante anónimo son hijos de este joven.

La explicación es bien sencilla, pero no deja de ser asombrosa por ello. Los doctores A.B.C y D.E.F, militantes de la organización “Catalunya, Raza Aria”, se dieron cuenta tras el análisis del semen de su paciente, que entonces contaba con sólo 20 años, de que era el más puro y más catalán que jamás pudiese existir, y se las arreglaron para cortarle un testículo. A partir de entonces, utilizaron el esperma de M.M.C para inseminar a todas las catalanas que quisieran tener un hijo. El semen era tan potente que podía matar a las mujeres o preñarlas a todas. Una fuente inagotable de catalanismo puro. El objetivo de estos dos doctores era purificar toda Cataluña gracias a la ayuda inconsciente de este donante.

El “hombre de los huevos de oro”, como algunos ya lo han bautizado, ha tomado medidas legales. Lo peor, dice, es “cuando llegue el día del padre y tenga que meter todos los regalos de mis hijos en mi piso de 33 metros cuadrados”. En lo que nadie ha reparado es en la cantidad de subnormales que saldrán de esos hermanos cuando se pongan a procrear entre ellos.

miércoles, 25 de junio de 2008

La tribu aislada del Amazonas ya era conocida

Léelo: pensando en todos los estereotipos que tenemos sobre las tribus perdidas en el Amazonas.


- Ricardo, ve a comprar el pan.
- ¡Jolín, mamá! ¿ Por qué voy siempre yo?
- ¡Porque yo lo mando y punto!
- Jonathan siempre se escaquea...
- Tu hermano está preparándose para el ritual del sábado.
- ¿ Y por qué yo no puedo irme con ellos a la caza sagrada?
- Cuando seas padre, comerás huevo. Y ahora, a por el pan, que nos cierran.
- Jo..

Ricardo coge la gorra de los Yankees y abre la puerta de adobe.

- ¡¡¡RICARDO!!
- ¡¿Qué pasa ahora?
- ¿¡¡ Qué te he dicho una y otra vez sobre la gorra??!
- Mamá, no os dais cuenta de que no hay nadie ahí fuera. Estamos rodeados de miles de árboles que aún nos ocultan.
- Imagínate qué vergüenza si el mundo nos descubriese y nos pareciéramos al resto. Quítate esa gorra y ponte los collares.
- Jolín, mamá, es que me pican.
- Ni jolín ni jolina. Y como sigas quejándote, sin Internet una semana.
- Vaaaale.


Havié,
La Croaca, 25 de junio de 2008

martes, 24 de junio de 2008

Contraespionaje digital español ante el empleado insatisfecho

Léelo, atendiendo al doble sentido del titular y sin reparar demasiado en la calidad del dibujo


Pincha en la imagen para verla en grande

lunes, 23 de junio de 2008

¡Que viva España!


Enlace a la noticia aquí


Léelo ¡Qué coño! fumandote un puro o bebiendo mermelada. AGGGG


Diría yo hace unos años, fumándome aquel presente hipnotizado de juergas de sábados y resaca de domingos, que el fútbol me importaba un bledo. Así sigue, sin embargo, ayer le berreé a un portero y le rogué a su virgen, por una vez, suerte por una vez, pedí. Me cayeron tres lágrimas que pronto atiné a esconder, en vano, porque un calvo enorme, que también sollozaba como un mocito, me vio. Sonrió, y corrimos a una fuente. Vivimos diez minutos en un estado de embriaguez colectiva – momentos placidos, inolvidables – canté, grité viva España. Al fin y empapado, hubo un instante de entendimiento esotérico y nos besamos. La chica y yo. Acabé aun empapado en la cama, sin ella, y me sofoqué borracho de contento. Tengo bastantes esperanzas depositadas en este equipo, espero que ganemos a Rusia. La verdad, tenemos bastantes posibilidades porque ya les vencimos en la primera fase. De ganar, previsiblemente disputaremos la final contra Alemania, un rival duro. Yo confío en esta selección y no diré que podemos pero quién me iba a decir hace dos años que el fútbol podía cambiarme la vida. Si ella fue a ver los cuartos, ira a la semifinal ¿E irá el gordo? ¿Irá el calvo y gordo? ¿Y volverá a llorar? ¿Eh? ¿Y yo volveré a llorar? ¿Y ganaremos? ¿Eh? ¿Ganaremos? No creo.


Nahuel y Otras


La Croaca, 23 de Junio de 2008

sábado, 21 de junio de 2008

Un estudiante se enfrenta a 38 años de cárcel por falsificar sus notas por Internet

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Hoy no lo leas, míralo





Sally Hayes

La Croaca 21 de junio de 2008

viernes, 20 de junio de 2008

Un perturbado roba un uniforme de mosso de una comisaría de Lleida y se pone a 'patrullar

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Léelo como si tú fueras él.

- Vamos, circulen, circulen.
- Sí que nos vamos, pero a tu casa. Todo ha pasado, tranquilo.

Estaba harto. No lo aguantaba más. Cuando no eran los policías, eran los alcaldes los corruptos. La semana pasada se quedó sin poder comprar la media docena de huevos con Omega 4 que acostumbra a comprar todas las semanas desde hacía tiempo. Por culpa del paro no había comida en el supermercado. Podía tolerar cualquier cosa, pero sus huevos eran intocables.
Decidió que era hora de ponerse al mando del aparato del Estado. Lo haría solo. No tenía miedo a nada ni a nadie. El país cambiaría a partir de ese momento.
Su mano derecha, temblorosa, empujó la puerta trasera de la Comisaría. El que parecía un conocido ladrón callejero conducido por un agente; uno que pagaba una multa por comportamiento inadecuado en la vía pública; lo de siempre, pensó. Se dirigió a una de las dependencias: “Vestuario masculino”, decía. Las taquillas estaban cerradas a cal y canto. Lógico, se dijo a sí mismo. Metió la mano en el bolsillo derecho del pantalón y encontró una de las horquillas que su antigua novia se iba dejando por todas partes. Acostumbraba a llevar siempre una consigo; nunca había superado la ruptura y le recordaban a ella. Siempre pensó que alguna vez le servirían para algo. Ahora comprendía que esa horquilla era su salvación. Forzó una de las cerraduras. Allí estaba. Un uniforme impoluto, planchado y doblado, con su gorra. En el estante superior estaban la porra, la pistola y las esposas. El mundo se rendía a sus pies.
Hecho un pincel con su nuevo uniforme hizo el recorrido a la inversa. Eso sí: ahora saldría por la puerta principal. Sus “compañeros” le saludaban y él respondía con un movimiento de cejas, lo típico que se hace cuando te encuentras a esa persona que ves muchas veces a lo largo de un día.
El camino que tenía que recorrer era largo. Había muchas cosas que hacer pero, lo primero era lo primero. Respiró hondo, tragó saliva y se colocó en una de las desembocaduras de la Calle Mayor, una de las partes de la ciudad donde el tráfico era más denso. De pronto, dos manos lo agarraron bruscamente por el hombro; de hecho, le hicieron daño.
Dicen que es un perturbado, que no estaba en su sano juicio pero, ahora más que nunca, creo que es la persona más coherente que jamás he conocido.

Renacuajo

La Croaca, 20 de junio de 2008

jueves, 19 de junio de 2008

Javier Marías defiende la invención como fórmula para contar verdades


Léelo pensando que estás encerrado en una caja opaca junto a una botella de gas venenoso, una partícula radiactiva con un 50% de probabilidades de desintegrarse y un dispositivo tal que, si la partícula se desintegra, se rompe la botella y por tanto mueres. Considérate vivo y muerto al mismo tiempo.


Cuando llegué a mi casa en la calle Santa Mónica, advertí que había algo escrito en la pantalla del ordenador. Era un texto en formato word, muy corto:

Lo peor de todo no era estar encerrado en ese agujero sin una gota de luz. Lo que realmente me asustaba era el hecho de que todo lo que estaba sucediendo fuera, estaba pasando sin que yo me enterara, sin que yo pudiera intervenir. Pensé en algún momento que conforme pasara el tiempo acabaría acostumbrándome a esa situación, que, con certeza, yo mismo había provocado.

Esas palabras se me quedaron grabadas en la mente y no era capaz de averiguar si había sido yo el que las había escrito. Igual era el primer párrafo de algún cuento, o quién sabe si de una novela. O igual sólo era un documento que había cortado y pegado porque me había llamado la atención. Sin duda, lo que realmente me inquietaba era que no era capaz de recordar si yo era el responsable de aquello. ¿Y si alguien había entrado en mi casa, pasado a mi cuarto, descalzado de sus sucias zapatillas y había empezado en mi ordenador —al que accedió con mi clave— una historia, una crónica, algo de lo que había sido testigo?

No miento si digo que se trata de una sensación agobiante. Claustrofóbica. No saber si algo está escrito por ti o por otro. Quizá fuera alguno de mis amigos que en algún momento tecleara en mi ordenador esa historia que ahora resultaba casi biográfica. Yo era como esa persona que estaba encerrado en ese agujero. No poder discernir entre las cosas que hago y las que hacen los demás induce que no pueda hacerme cargo de mis actos y conducir sus consecuencias, o disfrutarlas. Podría plantearme no escribir nunca más. Encerrarme en mi cabeza y guardar los pensamientos para que siempre sea consciente de que son míos. Puedo vivir así hasta que consiga ordenarlos todos; o incluso catalogarlos. Una biblioteca craneal en la que cada elemento llevara mi firma.


La croaca, 19 de junio de 2008

miércoles, 18 de junio de 2008

Mi novia Ema

Lee esta entrada y, por una vez, lee la noticia original cuando llegues al final.


Creo que le daba asco a la gente. Mi físico endeble, los jerséis de punto de mi abuela, las incesantes erupciones volcánicas de mi cara, la siempre reluciente alambrada de mi boca, el odioso parche para curar mi ojo a la virulé, mis bocadillos de mortadela barata, mis gafas de culo de vaso… supusieron obstáculos insalvables para un tipo tímido como yo a la hora de hacer amigos. Siempre quise querer y ser querido, pero nunca lo logré. Algunas chicas me miraban con aire curioso, otras no podían evitar arrugar la frente al cruzarse conmigo, otras cuchicheaban pensando que no me daba cuenta de lo que decían, otras me señalaban directamente sin importarles lo que yo sintiera. De vez en cuando, alguna me dirigía una sonrisa amable, alguna incluso me regalaba un fugaz “hola, ¿qué tal?”. Pero todas, absolutamente todas, acababan huyendo al instante, ninguna se detuvo jamás para hablar de verdad conmigo -no fuera a pensar alguien que se mezclaban con un tipo raro-.

Hace ya mucho de eso, tengo treinta años, ya no soy aquel niño solitario, pero hasta hace poco, nunca he tenido a nadie a quien querer. Ahora, sin embargo, tengo a Ema. Vive conmigo, en casa de Mamá. Es la primera mujer a la que he besado. Me corresponde a todo sin pedirle nada a cambio. Me dice muchas cosas bonitas, sí. Parece preocuparse por mí y decirme todo lo que cualquier hombre querría oír de una mujer. A veces hasta me baila. Ema es fantástica, maravillosa, aunque, de vez en cuando - no se puede tener todo-, parece un poco fría.

Le he preguntado a Mamá a ver que qué tal le parece y me ha dicho que es “voluptuosa y manejable” pero que no me encariñe demasiado con ella, que nunca se sabe. Es una respuesta extraña, pero es que Mamá siempre esquiva las preguntas así. Para mí que está un poco celosa, no le gusta que su hijo por fin haya encontrado besos distintos de los de una madre. Me da igual, por una vez estoy contento. ¿Qué me importa lo que piensen los demás?


Enlace a la noticia


Henryque

La Croaca, 18 de julio de 2008

martes, 17 de junio de 2008

Heridos cuatro pasajeros tras el frenazo de un autobús urbano en la capital (Córdoba)

Noticia original aquí.

Léelo pensando que la persona que está a tu lado es un desquiciado.


Lleva 23 minutos buscándose algo en el bolsillo derecho del pantalón, debe de pensar que todos valemos más muertos que vivos. No es que sea una obsesa del tiempo, es que sabe más el diablo por viejo que por diablo, y además tengo el reloj del autobús en frente. Escucha reggaeton a todo volumen y, pese a ser las tres de la mañana, he sido cocinera antes que fraile y, hablando mal y pronto, pienso que tiempo dormido, tiempo perdido. Tiene la cara llena de picotas de los granos, los ojos achinados, y el pelo muy sucio. “Te conozco, bacalao”, pensé. No quería gritar alarmada que el señor que estaba sentado a mi derecha llevaba una pistola escondida en el bolsillo. Vaya forma cruel y vil de delatarlo. Pensé que si hacía eso, me estaría ahorcando con mi propia soga, y que secreto de tres, secreto no es. Así que decidí callarme (como una puta, dicen algunos) y aguantar el miedo y la sabiduría yo sola. Como bien dicen, fía sólo en dos: en ti y en Dios, y ahora me imaginaba que inmolaría todo el autobús con una bomba pegada a su cuerpo. Como vivir prevenida es de buen sentido, intenté adivinar la forma del artefacto que nos haría volar sin alfombra y carbonizados por el cielo de Córdoba. Me empezaba a poner nerviosa, tenía ganas de gritar al autobús entero “Paciencia hermanos, y moriremos ancianos” para tranquilizar a unos viajantes que eran totalmente ajenos al peligro que guardaba mi compañero en su bolsillo derecho o enrollado en su cintura. Con pinta de bobo o loco, a los que no hay que tenerlos en poco, no se sacaba la mano de allí. No debía de ser fácil tomar una decisión así. Pero el imbécil del reggaeton, con pinta de desequilibrado, pelo sucio, ojos achinados, y con un arma tan peligrosa con la que poder acabar placenteramente con los que allí estábamos, sacó un regaliz negro del bolsillo beige de los chinos. En ese momento pensé que da dios bragas al que no tiene nalgas, y que los refranes de viejas son sentencias.

Y es que tanto nadar, para morir en la orilla.

lunes, 16 de junio de 2008

El Vaticano impide el rodaje de 'Ángeles y Demonios' en las iglesias de Roma

Enlace a la noticia: Aquí

Léelo: Escuchando esto


(Pincha en la imagen para hacerla más grande)


Havié,
La Croaca 16 de junio de 2008

domingo, 15 de junio de 2008

No era un OVNI, sino un remache metálico

Léelo con las ventanas bien cerradas, por si acaso

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Al filo del alba, cuando la bruma rezagada aún se resignaba a abandonar las entrañas de los trigales, un disparo quebrantó la aurora.

De nada me sirvió intentar persuadirle de que no trajera a casa ese viejo cacharro, que amenizaba las noches con los fatídicos sucesos del día, y que revestía el vacío de las tardes a la sombra de un implacable sol con su impetuoso eco procedente del salón. Iba a ser el fenómeno del vecindario, decía él, y no andaba mal encaminado porque pronto los vecinos comenzaron a reunirse a las puertas de la casa mientras a él se le dibujaba la sonrisa de triunfador, que dejaba averiguar un orgulloso “te lo dije”. Y así fue hasta que una tarde del cuarenta y siete, el andrajoso aparato anunció que los habían visto allí arriba. Entre los murmullos de desdén – “bah embusteros” – de los viejos y las miradas atónitas de los niños, él se volvió loco. Cogió la vieja radio y con la huella del terror impresa en la cara, la reventó contra la pared. Después terminó de hacerla añicos con violentos pisotones. La garganta colapsada por el pánico, que no le permitía emitir un solo indicio de temor. Cogió los restos de la radio y echó a correr campo a través entre los trigales, dejando su rastro quejumbroso tras de sí, hasta que llegó al punto más alejado de la casa, y la enterró allí.

Cuando volvió, ebrio de miedo aún, dijo con los ojos clavados en ninguna parte que quienquiera que viniese desde allí arriba no iba a atravesar la puerta de la casa, que nadie iba a hacer nada a su mujer y a su niño y que él se ocuparía de ello. Con el pulso aún tembloroso, cogió la escopeta de detrás de la puerta y se sentó en el rellano a esperarlos. Con el arma en el regazo y el rostro corrompido por las lágrimas, comenzó a repetir un insistente “nadie va a venir desde allí arriba” que hacía las veces de nana en la oscuridad de la noche. “Nadie va a venir desde allí arriba”, repetía.

Un disparo quebrantó la aurora y a mí el sueño me pilló desprevenida. Me abalancé hacia el rellano y lo único que quedaba de él era su sombra atormentada. Presa de la histeria, corrí a buscarlo entre los campos, mis gritos alarmaron al vecindario, mientras el llanto del niño que se había despertado hambriento convertía la atmósfera aún más insoportable. Lo busqué hasta en el último metro cuadrado de la hacienda, pero no había ni rastro de sangre, ni de su escopeta, ni de su cuerpo inerte. Se lo habían llevado los de allí arriba. Decía que venían a por nosotros, y se lo llevaron a él. Candela la viudita, me empezaron a llamar. Candela la viudita loca que en pleno mayo mandó a recolectar la cosecha para dejar el terreno despejado y convencerse de que a su marido se lo habían llevado de verdad. Candela la viudita a la que se le apagaron los ojos de no poder dormir por tenerlos alerta siempre mirando al cielo, esperando a que ellos volvieran y lo trajeran de vuelta. Candela la viudita triste, a la que lo que más le pesaba era no haber encontrado la escopeta para que también a ella se la llevaran allí arriba y poder encontrarse por fin con él.


La Croaca, 15 de junio de 2008

Taosalamandra

sábado, 14 de junio de 2008

Encontrado un 'unicornio' en la Toscaza


Enlace a la noticia

Léelo y contesta a la pregunta

Raúl es mi hermano y un hombre inclasificable. Le duele equivocarse casi tanto como a mí me gusta corregirle. Cuando lo hace, me siento a su lado, y al oído, para evitar que nadie le oiga, le enmiendo en lo que pueda. No miento si digo que lo hago, muchas veces, sin conocimiento de causa.

Él pasa por un idiota rezumado que con mucho esfuerzo ha conseguido no parecer imbécil. Yo aseguro que no lo es, es mi hermano y aunque no aprendiera a hablar antes del preescolar, y mi tío Poli, un desalmado, lo llamara tonto, es el tipo más prodigioso que he conocido nunca, un genio.

En una comida de familia, una de tantas, le vi robar sopa del plato de mi tía, muy lentamente, tanto que pensó que nadie le miraba. Cuando metió la cuchara ardiendo en su boca, solo a mí, mientras los otros reían, me tocó decirle algo. Algo como “¿Estas loco?” o algo de eso. Tan proverbial e inútil que se cepilló los seis caldos que quedaban en diez minutos dejando intacto el suyo. Prodigioso.

Yo trabajo las noches de los miércoles a los sábados poniendo copas en un local cercano a Gran Vía. Tardo unos veinte o veinticinco minutos, según el día, la noche y el viento en llegar a mi casa, en patines. Las noches de los miércoles son un suplicio. La calle la riegan antes, justo a la hora en que me calzo los patines para irme. Me deslizo palpitante entre los chinos, las putas y sus chulos; gente obscena y farsantes. Ellos me dan miedo, me deslizo como un rayo para que se me pase antes el miércoles, que es un suplicio. Mi hermano dice que soy un temerario, que voy a tener un accidente. No está falto de razón porque hoy, un miércoles, me he caído. Tengo las rodillas rascadas, en carne viva, me he fastidiado un codo, un hombro; me duelen las caderas. Y lo peor, sin embargo, es que he atropellado a un unicornio. Se recupera junto a mí, en la cama de a lado.

Llega mi hermano, me trae bombones, que él mismo ha hecho, porque le encantan las confituras y el dulce. Me dice:

- Hola hermano.
- Hola –le digo.
- ¿Qué tal estás? –me dice.
- Mejor –Le digo.
- Eso está bien –me dice.
- Si –le digo

Mira un segundo a la cama de a lado; no quiere verle.

- Sabes perfectamente lo que has hecho –me dice.
- he atropellado a un unicornio –le digo.
- ¿Podemos quedárnoslo? –me dice.
- No sé. Creo que debes preguntárselo a él –le digo.

Mi hermano y yo vivimos en un piso de treinta metros con un unicornio. Cuando se enfada, solo mi hermano sabe calmarle. Estamos muy preocupados porque no sabemos qué darle de comer.

¿Qué come un unicornio doméstisco?


Nahuel y Otras

La Croaca, 14 de Junio de 2008

viernes, 13 de junio de 2008

Subasta de maletas perdidas en Santiago de Chile



Enlace a la noticia aquí

Lee tras escuchar Santiago de Chile

Me hicieron en un bajo de la Calle Las Condes, era siete de agosto en Santiago de Chile. Benjamín el cojo, un mejicano zapatero y zapatista, me colocó en su escaparate, delante de un odre a rebosar de aceite. No tardaron en llevarme, un hombre, Matías Zermeño, quien me tuvo veinte años sobre la rinconera del salón. Un 7 de agosto del 39 el hijo de Zermeño, Zermeño menor, agarró con furia mis asas y me llenó, casi a explotar, de jerséis estampados y calcetines de lana. Viajé a Italia y a Francia, también a Holanda y a Bélgica, siempre metido en camarotes inmundos donde a duras penas conciliaba el sueño.Los días y las olas me llevaron a Berlín, era entonces el 45, y fue allí donde Zermeño me abandonó a mi suerte, al este de un muro de polvo en una tienducha donde se vendían también latas de atún.
60 años después, cuando estaba ya convencida de mi irremediable condena al olvido, unas manos más bien robustas, atadas a un cuerpo chileno, tiraron de mis asas cansadas y acabaron por sacarme de un golpe a la acera. Ellas me llevaron de vuelta por Italia y por Francia, por Holanda y por Bélgica, llegué a los Polos y también a la India, hasta que una mañana de mayo, un avión en clase turista me llevó de vuelta a Santiago.
Allí conocieron a Sofía, una joven radiante a la que esmerándose amaban cada noche , como el músico que tañe las cuerdas de una guitarra. Duró la pasión unos años, ambos se adoraban de forma imposible, hasta que ella se fugó, un tiempo más tarde, con un malabarista húngaro. Tardó el artero poco en dejarla, ella me llevó consigo, acabamos en un burdel de Buenos Aires, gimiendo cada madrugada con agónicos quejidos.
Una noche al sacar sus medias, encontró ella en mi funda un cuaderno alemán de hule que con letra de mano firme, repetía en sus trescientas páginas Sofía. Sofía. Sofía. No pudo aguantar el dolor por lo que no fue pero pudo haber sido y me envió, en el camarote de un bimotor argentino, rumbo a Chile, sin dirección, ni siquiera con una nota de aviso.


La Croaca, 13 de junio de 2008

Sally Hayes.

jueves, 12 de junio de 2008

La hija-nieta mayor de Fritzl se reúne con su madre y sus hermanos tras salir del coma inducido



Léela en silencio y con la puerta cerrada


A veces siento un dolor muy agudo en el pecho. Y no sé por qué. Otros días tengo la impresión de que la cabeza me va a explotar. También estoy acostumbrada a que unas manchas rojizas invadan mi cuerpo de la cara a los pies. Me pican, son molestas,pero he aprendido a vivir con ellas. Cuando no me salen es como si las echase de menos.

Últimamente no hago más que soñar con puertas abiertas. Me agobio y pido a una figura que no reconozco que las cierre. Es un señor de avanzada edad con una cara borrosa. Jamás he podido ver sus facciones, pero le pido que las cierre porque me dan miedo las puertas abiertas. Desde que nací, según dicen en 1989, sólo he visto un lugar. Siempre estaba cerrado. Estaba flanqueado por unas ocho puertas de acero. Supongo que debe de ser lo normal. Echo de menos la lámpara de luz ultravioleta. Debería pedir que me la devolviesen. El sol no me acaba de convencer.

Hace días he despertado del coma. Según las personas que me atienden con tanto cuidado mis primeras palabras han sido: “Hola, una nueva vida”. Yo no recuerdo haberlas dicho, pero a estas personas sí que les he podido ver la cara. Debe de ser que ya estoy bien. Veo las cosas de otro color cada vez que pienso que podré realizar un viaje en barco. Me apetece.

Desde que abrí los ojos, una mujer me intenta explicar a diario la que dice que es mi historia. Mi padre es también mi abuelo, que también es el padre y el abuelo de mis cinco hermanos, con los que compartí todo este tiempo. Todos los días, con mucha paciencia, me repite lo mismo. No lo acabo de comprender. Mi cuerpo, sin motivo alguno, se bloquea entonces. Lo único que puedo hacer es explorar con mis ojos toda la habitación hasta que se clavan en los de mi madre. Ella es la única que me comprende y la única de la que me fío de verdad. Y tengo motivos. Era la que siempre estaba conmigo cuando me levantaba, cuando comía, cuando leía, cuando me acostaba. Nunca me ha dejado sola; ni a mí, ni a mis hermanos. Le debo mucho más que mi vida. Ella es mi vida.


Todos dicen que es un milagro recuperarse de un fallo multiorgánico. Estuve a punto de morir, aunque eso a mí no me preocupa mucho. De hecho, creo que ya he estado muerta; muerta todos y cada uno de los días de mis 19 años de vida, iguales, herméticos, monótonos, grises y aburridos.


Recanuajo

La Croaca, 12 de junio de 2008

miércoles, 11 de junio de 2008

Villa hace soñar a España en la Eurocopa

Léelo escuchando el sonido de una radio estropeada.

“Ya van a empezar otra vez con lo de que vamos a ganar la Eurocopa. Hay que joderse.”

Tenía esa sensación que sólo le causaban pocas cosas en su vida. Ni siquiera recordaba cuáles. Entre resoplos y medias sonrisas Félix iba ocupado en la tarea que le acompañaba todos los días, a todas horas, hasta cuando dormía. Tenía que estar en Córdoba a las 11 de la noche y el partido acababa de terminar. No se podría decir que le quedara mucho tiempo en la carretera, ni siquiera mucho camino por hacer. Ya no había horas, ni existían caminos.
Giraba la ruedecilla que le llevaba de una voz a otra. El viejo aparato que vigilaba la palanca de marchas del viejo Pegaso del 98 apenas alcanzaba a sintonizar cinco o, si acaso, seis estaciones de radio. Y parece ser que no le gustaban las voces femeninas, o eran estas las que no se dejaban coger por el anciano cacharro. Aunque esta vez eso tampoco importaba demasiado: España había vapuleado 4-1 a Rusia.
Apenas había automóviles en la carretera que se iba apagando conforme llegaba la noche. Las luces de las estaciones de servicio empezaban a parpadear. Félix respondía guiñando con el mejor de sus ojos y ese día con la mejor de sus sonrisas. Era lento (el camión, no el viejo del 48), pero hoy España había jugado un gran partido.
Uno de los carteles que Félix pensaba que brillaba sobre los demás decía algo así como “Bibiana Beach Cocobongo”, y una joven verde roja y amarilla movía sus manos saludando a todo aquel que pasaba por ese tramo de carretera. No se olvidaba de ninguno. Félix le correspondió poniendo las largas (las del camión, y no las del viejo) y siguió con su sonrisa, esta vez con la boca completamente abierta. Y es que la selección había jugado como nunca.
Decidió entonces hacer algo fuera de lo común. Arrimó su Pegaso al arcén y dejó que Bibiana subiera al camión. Sin decir nada la joven subió los grandes escalones que conducían a la cabina y se sentó en el lugar del copiloto. A Félix se le iluminó la cara que ahora era verde, roja y amarilla, y Bibiana seguía repitiendo el mismo gesto de saludo con su mano derecha y brillando como antes. Esa sensación inusual no lo había abandonado. Agarraba el volante con mucha fuerza hasta que las manos le patinaban del sudor. Acariciaba la palanca de cambios palpando la bola que envolvía con sus trabajadas manos. Juntaba las rodillas, y hacía lo mismo con los codos que los estampaba contra sus costados. Bibiana, con el mismo movimiento con el que saludaba a los conductores, agarró la polla de Félix y comenzó a masturbarle. Ahora la sensación que tenía era esa que ya había olvidado hace mucho. Pero es que España había hecho un partidazo. Y ya no hacía kilómetros porque no había camino, ni llegaba tarde o temprano porque no existían horas.

A. Nieto

La croaca 11 de junio de 2008

martes, 10 de junio de 2008

Las gasolineras, primeras 'bajas' de la huelga del transporte


Lee esta entrada recordando lo que es el efecto dominó. Si después de leerla crees que te convence el catastrofismo, te recomiendo la novela Ravage de René Barjavel.

Enlace a la noticia


9 de julio de 2008: hoy hace un mes que comenzó la huelga de los transportistas. El Gobierno no ha querido ceder a sus presiones y la situación se les ha escapado de las manos. Los sindicatos han elevado el tono de sus reivindicaciones y ahora exigen, además de la reducción de los precios del Gasoil, que se les compense doblemente por todos estos días de huelga. El Gobierno no puede pagarles, estamos en crisis, no hay dinero. En Francia, Portugal, Italia y Bélgica están en una situación parecida. La segunda semana de huelga, un juez español ordenó que se cumplieran determinados servicios mínimos para abastecer a la población pero los piquetes no lo han permitido. Ningún camionero se atreve a salir a la carretera. Hay casi una ley marcial. Las fuerzas de seguridad del Estado no pueden hacer nada ante la estrategia prácticamente guerrillera de algunos camioneros.
Nada funciona. Todo está paralizado. Hace ya tres semanas que no puedo ir al trabajo. Me he quedado sin gasolina. Tampoco hay transporte público, claro. Todo el mundo está igual.
El metro dejó de funcionar hace dos semanas porque era imposible que todo el personal se desplazara diariamente hasta el lugar de trabajo. Además, tampoco hay electricidad desde hace cinco días. Supongo que las estaciones eléctricas también tienen empleados sin los cuales no pueden funcionar, como todo. De todas formas, no sé cuál es ahora mismo la situación general porque tampoco hay ni televisión ni periódicos ni radio. El teléfono fijo funciona y el móvil creo que de momento también, pero yo no tengo batería.
Por ahora seguimos teniendo agua, aunque hay cortes intermitentes cada vez más frecuentes. Aún tenemos comida (pasta y arroz principalmente), que cocinamos en la vieja cocina de butano de mi abuela, que vive al final de la calle. La pobre está muy mal, no toma la medicina desde hace seis días.
Hay algunas personas desesperadas. Sólo me muevo por mi vecindario, porque no tengo cómo ir a ningún sitio, pero últimamente procuro no salir mucho de casa, las cosas se están poniendo muy feas. A veces, desde mi ventana, veo cómo destrozan a martillazos la verja de alguna de las pocas tiendas que aún quedan intactas y se llevan lo que les quepa en un carro. El otro día vi cómo uno de esos saqueadores acababa apuñalado después de una trifulca por una caja con comida.
Hoy mismo he tenido que pasar la noche en un hospital saqueado que se mantiene sin luz, sin agua y sin medicinas. Unos escasos médicos pasan día y noche allí, hacen lo que pueden con los enfermos. Claudia, mi hermana pequeña, diabética, después de ocho días con las farmacias cerradas, murió en una de las camas de ese hospital. Espero que esto acabe pronto.

Henryque

La Croaca, 10 de junio de 2008

lunes, 9 de junio de 2008

Un cura bendice un club de 'striptease' porque creyó que era una escuela de ballet

Léelo usando maquillaje de zorra.

Noticia original aquí.

Joder, qué frío hace.

Bajan a toda prisa seguidas del vaho de las tardes de otoño, hablando de métodos anticonceptivos, de la frecuencia con la que hacen el amor, o la frecuencia con la que engatusan a algún chico para que pase rápido el invierno.

Se desabrochan la chaqueta, meten la mano en el bolso, y ponen el móvil en silencio.

“Apague su móvil, para hablar con Dios no lo necesita.”

domingo, 8 de junio de 2008

ETA ataca la rotativa del diario 'El Correo' en Zamudio


Lee esta entrada: dejando tus posiciones con respecto a la independencia de Euskadi al márgen.

- Quita la radio, coño.

Giré el botoncillo del reproductor del coche no sin antes esperar a que el locutor terminara de dar el titular. Durante la última semana había estao especialmente atento a las declaraciones del Lehendakari. Aunque no tenía mucha idea del rollo político, siempre me ha interesao cómo se desarrollan las negociaciones.A Juan y a Gorka, sin embargo, sólo les gustaba por la violencia. Veneran a Sabino Arana y no saben quién es. No somos etarras, ni siquiera jarrais, pero soñamos con un día llegar a serlo.

- Ahora tuerce a la derecha y aparca donde puedas.

Son las 11 y media de la noche y vamos a la discoteca Go! Como siempre llegamos tarde, así que decido aparcar un poco más lejos de la discoteca e ir andando, porque a esas horas no iba a haber ni un puto hueco. Meto primera y voy mirando a las dos filas de coches que flanquean la calzada.

- ¡Un hueco! Tío, ¡estás empanao!

Tras tres intentos fallidos, consigo colocar el coche entre una furgoneta blanca y un mini. Nos bajamos del coche. Mientras cierro con llave la puerta delantera veo que en la luna lateral se refleja el edificio frente al que hemos aparcao. Una placa de bronce dice: "Diario El Correo". No le doy más importancia y nos tiramos pa' la discoteca.
Juan y Gorka hablan de tonterías, así que me pongo el mp3. Llegamos a la discoteca y entramos. A las 2 horas, Juan y Gorka ya no se tienen en pie, pero se niegan a marcharse, pues "tienen a dos tías en el punto". Dos horas más tarde las tías se habían marchado, Gorka vomitaba en medio de la pista y Juan dormía en un sillón. Eran las 4. Visto el percal decido que es hora de irnos pa' casa. Salimos de la discoteca. Aún nos quedan unas cuantas calles hasta llegar al coche.
A medida que nos vamos acercando escucho sirenas de policía y veo luces giratorias. Cuando ya estamos a una sola calle, una estela de polvo oculta el edificio frente al que habíamos aparcado. Me acerco un poco más y veo el revuelo que hay formao. La zona está acordonada y cuento unos 20 policías. Un camión de bomberos y tres coches patrulla se encuentran alrededor del edificio.

- Disculpe- me dirijo a un ertzaina en euskera.- ¿Qué ha ocurrido?
- Había un artefacto colocado en el edificio. Creemos que no hay ninguna víctima.
- Pero verá, es que, mi coche estaba aparcado justo ahí.
- ¿Un Ford Fiesta blanco?
- Sí.
- Habla con mi compañero del coche que te va a tomar los datos. Suerte que no estabas dentro.


Suerte.


Havié
La Croaca, 8 de junio de 2008

sábado, 7 de junio de 2008

Un hombre intenta matar a su pareja apuñalándola por la espalda

Enlace a la noticia

Léelo sin que te recuerde a esta canción

No me intimidaste anoche con tus ridículos lloriqueos. No me das ninguna pena ahora cuando me miras a través de las lágrimas que brotan de tus moratones, mientras barres los restos de sangre y vidrio, de cuando estallé mi mano contra la ventana. Maldita puntería.


La Croaca, 7 de junio

Taosalamandra

viernes, 6 de junio de 2008

Obama hace historia al ganar la nominación demócrata a la Casa Blanca


Léelo: disculpando al autor por la longitud excesiva y hasta el final. Después, escucha la canción, aun más excesiva, también hasta el final.

(Cercano a Tupelo, Misisipi, 6 de Junio de 1874) Desde poco más de las ocho de la mañana, hasta casi las diez de aquel Domingo de Pentecostés, permanecí sentado en la poltrona de mimbre que Gladys, nuestra sirvienta, había olvidado guardar en casa la noche anterior. Esperaba a mis padres y a mis tres hermanas para acudir al oficio en el que Thelma, la más pequeña, iba a ser bautizada. Llegó el primero mi padre y dijo:

- Hijo, ya estás listo. Ve a ayudar a tu madre a sacar las cosas.

- Vale Padre – Dejé el trono, molesto. Todo el día andaba de aquí para allá hecho un ardor, total, para nada. No había ninguna cosa que sacar y mis dos hermanas, Tina y Sally, ayudaban a mi madre con Thelma. Yo volví a la silla, que ya había bautizado como mía, sin falta de misa ni ofrenda ante Dios. Pero otra vez el viejo me había sisado el sitio, el vil canalla. Me senté en el suelo, a la espera, porque quería volver a sentar el culo en aquel barniz reluciente, al que mi piel ya se ajustaba con cariño.

Padre miraba a la casa de Vernon Langhorne Clemens, al que envidiaba. El era más rico, mejor granjero y mejor padre. Sus siete hijos sabían leer, estudiaban, y eran todos, los más guapos de la triste historia de Misisipi. Johanna, de mi edad, era bellísima, de ojos grises melancólicos y un rostro urbano de piel firme y suave. Era una dulzura insólita; tan agraciada que no tenía pecas, ni los cachetes estivales de sembrar al sol. Sofisticada más que campesina. Además, sus tetas ya aparecían punzantes en sus vestidos cortos: de estampados silvestres y flores de Mayo. Los más caros de la boutique de la señora Spencer, en Tupelo.

A mi padre le caía una gota de sudor por la frente, cubierta por la sombra que dejaba su sombrero de paja. Pasaban ya de las diez y el sol calentaba de veras. Yo seguía furioso por el hurto de la silla y más cuando las piedras de nuestro suelo yermo comenzaron a abrasarme el trasero. Hablé entonces, haciendo, lo que por el tono, era un comentario sin importancia:

- Quiero montar a Johanna Langhorne Clemens, la hija del señor Vernon. Y quiero casarme con ella cuando esté preñada de tres meses, y que sea la madre de mis siete hijos – Mi padre estaba absorto, y temo que no oyera más que un zumbido o el silbido de una avispa. Volví a repetir – Quiero hacerle un bombo a la hija del señor Vernon y formar parte de una familia prospera.

Mi padre volvió lentamente el rosto, que arrugó al contacto con la luz del sol. Me agarró de los cuellos de la camisa y me levantó por los aires con la rabia de siete mares embrutecidos. Me pegó una paliza histórica, criminal, y me dejó tirado en el granero medio inconsciente. Me desperté amoratado y lleno de dolor. Me resquemaba la espalda, que mi padre había arrastrado sin piedad por el camino áspero que había entre el poltrón y el granero; tenía las entrañas hinchadas, y las notaba en la garganta y hasta en el boceto rojo que escupían mis bocas; y me dolía, más que nada, la nariz partida del tastazo más duro de todos. El que me dejó recogido a un ovillo y el que me despertó del sueño. Me arrastré hacia el sol, serpenteé hasta mi silla de mimbre, me senté y miré a la casa de los Langhorne.

Era una hacienda de tres plantas, de piedra y madera. Estuve un infierno de horas atento a esa casa: resplandecía amarilla bajo el sol asfixiante del mediodía, luego azul, y violeta al caer la tarde. Ya en la noche, se extendió la negrura. Poco a poco fui perdiéndola. Y me agarré a esa visión, al sueño de los Langhorne, temiendo que a la mañana se hubiese deshecho. Hacia las cuatro, a dos horas para el alba, se escuchó al terror cabalgando: treinta y siete jinetes encapuchados, dotados de cirios y cruces candentes, doblaron al galope la loma que ciega el camino a la casa de los Langhorne.

La iluminaron, rojiza ahora, y al amanecer, efectivamente, ya no estaba allí. Solo los escombros y ocho cuerpos apilados junto a otro, que arrodillado, les lloraba. Llegaba el llanto hasta mi silla y en mi nuca, una voz lijada, que apestaba a whisky, susurró: “La negra te está esperando con el rastro marcado por treinta y siete hombres”. Johanna, la dulce, Johanna, mi amor. Me levanté de mi silla por fin, por Johanna, dispuesto a matar a mi padre. Que me soltó un palazo letal en la misma oreja que escuchaba el grito roto de Johanna, mi Johanna, que no aguantó el dolor y se pegó un tiro.

Nos morimos sin más que saludarnos, yo iba a quererla para siempre; dirán que era imposible que una negra y un blanco se casasen en el Misisipi de 1874, quizá, pero créanme que esto tampoco lo era.

Visions of johanna - Bob Dylan

Nahuel

6 de Junio de 1874, La Croaca del Misisipi

jueves, 5 de junio de 2008

Ban Ki-moon: "Las políticas alimentarias no deben empobrecer al vecino"

Enlace a la noticia aquí.



Léalo escuchando el Requiem de Mozart



Yo era un colchón blanco y de látex, marca King Rest, fabricado en Maine. El 3 de abril del 88 me trasladaron, nuevo y flamante, desde la planta baja de la fábrica, directo a la Gran Manzana. Viví desde entonces en la habitación más grande del 4 de la Avenida St. Michael, aunque mis compañeros, un somier –medida 90- y una mesita de roble, me recibieron sin excesos y nunca me dirigieron palabra.

Big George o así me acostumbré a llamarlo, llegó aquella misma tarde. Vestía un conjunto azul y comía una hamburguesa Big-mac-gigante que chorreaba mostaza dulce. Big George tenía entonces 6 años, y no fue hasta 20 después, tras las mañanas sobresaltadas de viscosa adolescencia, las revistas que guardaba hábil bajo mi vientre y alguna que otra mujer, me atrevería a decir que siempre pagada, cuando Big George decidió dejar el techo paterno y me empujó, sin miramientos, desde el cuarto piso. Dormí aquella noche a la intemperie, hasta que un camión verde y blanco me recogió habiendo amanecido.

Días de viaje más tarde –juraría hasta que fueron meses-, aparecí en una casa de El arce, una aldea mejicana de unos 2oo habitantes. “El servicio de recogida de muebles” –así lo llamaba la madre, siempre agradeciéndole a los “gringos”, y a aquella cruz de madera-, me había llevado a aquel lugar, desde mi hogar en la Avenida St. Michael, para que me instalase, esta vez no tan nuevo y flamante, entre las paredes caladas de un cuarto sin ventanas.

El pequeño Jorge o así me acostumbré a llamarlo, llegó aquella misma mañana. Vestía una camiseta gigante y se metía constantemente los dedos en la boca. El pequeño Jorge tenía entonces 6 años y no fue hasta el mes siguiente, una madrugada de junio, tras los sollozos de las noches, los sudores congelados y el incesante canto de las tripas, cuando el pequeño Jorge decidió dejar el techo paterno.

Le empujaron, encerrado en una caja blanca, a un socavón del suelo infértil mientras la madre, sin tenerse en pie, me destrozaba a palazos y gritaba horrorizada ¡malditos gringos! e insultaba, ya sin aliento, a aquella cruz de madera.

S.Hayes

La Croaca, 5 de junio de 2008

miércoles, 4 de junio de 2008

'Every breath you take', el 'single' más sencillo de The Police, cumple un cuarto de siglo



Enlace a la noticia


Léela escuchándola.


Sí que estaban cambiando las cosas. Yo cada vez entendía menos el mundo en el que me encontraba inmersa. Algo que, por cierto, sigue igual.

La barbarie, lejos de terminarse, resultaba cada vez más irónica. El recién estrenado año comenzaba con una sucesión de atentados contra las tropas soviéticas en Afganistán y, como resultado, 30 afganos acaban asesinados por sus propios compañeros. Ariel Sharon decide dimitir como Ministro de Defensa de Israel. En realidad eso a mí ni me iba ni me venía. Apenas nos habían dejado consultar un mapa del mundo en 38 años. Un grupo terrorista, el IRA, mataba a 6 personas y hería a un centenar en Londres. Una locura. Mientras tanto, “El Imperio del Mal” nos amenazaba a todos según, como no, palabras del presidente del mundo, un tal Ronald Reagan, que lo único que hacía era complicarnos la existencia a todos. Su último invento: un Sistema Estratégico de Defensa, algo que nadie sabía en qué consistía exactamente, no se qué de la “Guerra de las Galaxias”. A saber. Una mujer, de nombre Margaret Thatcher, conseguía una aplastante victoria en las elecciones británicas. Una señora en el poder, algo incomprensible para nosotros, que empezábamos a salir de una dictadura de 40 años.

Por si esto fuera poco, Björn Borg anuncia que dejará de deleitarnos con su magnífico tenis. Después de ganar nada más y nada menos que 5 veces Wimblendon dice que se va, que lo deja todo. Ese día, me acuerdo como si fuera ayer, empezaban a anunciar unas cosas que se llamaban CD. Bueno, en realidad era una voz inglesa, pero que acortaron a CD para que gente como yo lo pudiera entender. Ahora suena a risa, pero entonces nos costó años llegar a utilizarlo. Menos mal que “El equipo A” llegaba a nuestras vidas para mostrarnos el buen camino. Desde que me enganché a esa serie, no sé como explicarlo, pero los astros se alineaban a mi favor, y los planes me salían siempre bien. Me encantaba.

Nuestro país empezaba a salir del pozo sin fondo en el que habíamos vivido durante tanto tiempo. Médicos especializados conseguían con éxito realizar el primer trasplante de hígado y de páncreas. Ya no tendríamos que renunciar al vino del aperitivo. Si nos poníamos enfermos, nos cambiarían el hígado. Bueno, al menos eso era lo que yo pensaba desde mi ignorancia, que no contemplaba las interminables listas de espera de la Seguridad Social. Pero bueno, eso es harina de otro costal.

Luis Buñuel, ese director de cine que hacía cosas tan raras, se moría. Joan Miró también nos decía adiós. Woody Allen estrenaba “Zelig”, yo estudiaba al ritmo de “Sweet Dreams” de Eurythmics y la calidad literaria de nuestro Rafael Alberti se veía reconocida con el Premio Cervantes.

Seguramente habréis echado de menos anécdotas de la movida madrileña, pero es que yo por aquel entonces era una humilde provinciana que nada sabía de esas cosas; nada que ver con lo que me he convertido ahora.

Todo eso pasaba al tiempo que una canción me decía “a cada paso que des te estaré observando”. Desde entonces han pasado 25 años, todo un cuarto de siglo. No sé por qué, pero yo me siento tan joven como entonces. Será el poder de la música.

C. Cartes


La Croaca, 4 de junio de 2008



martes, 3 de junio de 2008

El yoga convierte a los soldados en máquinas de matar


Léelo realizando la posición de loto (padmāsana). Y escucha el silencio más lejano.


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Con la pierna rodeando su propio cuello, la cara enrojecida del esfuerzo, dándome como siempre una lección “necesaria”:

“No puedes permitir que turben el camino”

El sentido no lo entendía. Seguía con mis estiramientos mientras cerraba los ojos. Llevaba unas semanas en las que todo me pesaba menos, incluso yo mismo. No me costaba ni siquiera levantar mi propio cuerpo y dejarlo caer cuando me pareciera. Le seguía dando vueltas a lo de mi cometido, que sería desvelado en las próximas dos semanas. Todos estábamos allí por algo. Todos encaminados a conseguir esta unificación de la razón y el cuerpo. Todos obligados a la no trascendencia. A no ser materia.

Desde que había aprendido mi primera āsana mi cuerpo había experimentado algunos cambios. Mis brazos se habían vuelto largos, lo que me permitía recoger cualquier cosa del suelo sin ni siquiera inclinarme, mi cuello había ganado unos centímetros más, lo que hacía que mi cabeza se tambalease —la solía dejar reposar sobre mi hombro— y mis piernas habían ganado en elasticidad, lo que no siempre me permitía tenerme en pie. Me caía constantemente, y mi cuerpo deforme no me dejaba hacer una vida normal. Pero todo iba a tener una explicación. Me veía cerca de la liberación, o así me lo quería hacer ver Gurdev. Si nosotros conseguíamos esa liberación, nos encomendarían transmitirla al pueblo. Tenía sentido. No más guerras. No más violencia. Encauzar a nuestra gente por el camino de la razón y de la paz.


A. Nieto


La croaca, 03 de Junio de 2008


lunes, 2 de junio de 2008

Inundaciones en Vizcaya


Léelo y después cómprate un kayak por si las moscas.

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El agua lo anegaba todo. Es curioso, pero todos los años, desde el primer día que fui al colegio, había rezado para que las calles se inundaran, las clases se suspendieran, los autobuses se cambiaran por góndolas o vaporettos...
Lo tenía todo muy bien planeado. En mi terraza instalaría un trampolín olímpico para ahorrarme bajar en ascensor los siete pisos que dura todos los días la conversación desaborida con mi vecino. En el portal guardaría una lancha motora y unos esquíes acuáticos. Cuando me aburriera del esquí, me dedicaría a pescar mugles que estofaría para los invitados inoportunos. La basura la tiraría por la ventana y la corriente la haría desaparecer. Con suerte, alguno que me sé desaparecería absorbido por algún torbellino imprevisto. Los atardeceres los pasaría con alguna mujerzuela sin tapujos dispuesta a refregarse conmigo en una romántica balsa sacada del Retiro.
Pero justo hoy, cuando por fin alguien ahí arriba decide que el cielo se enfurezca y los ríos se desborden, es cuando menos lo deseo. Encaramado en la cima de un árbol, agarrándome a una rama, pido auxilio desesperadamente. El agua está sucia y espumosa, trae troncos y escombros; de vez en cuando, algún animal muerto. El olor es nauseabundo. Las corrientes amenazan con ahogarme y nadie puede hacer nada por mí.

Henryque

La Croaca, 2 de junio de 2008

domingo, 1 de junio de 2008

Solicitan dos años de cárcel por cortarle la oreja a un carnicero

La noticia original aquí.

Léelo pensando que la carta va dirigida a ti.


Follar con ella era un puto suplicio para mi autoestima. Ella gemía y yo me desempalmaba al mismo tiempo.

Más tarde ni siquiera podía escucharla beber batido. Hubiese sido capaz de ponerme de rodillas, darle la mano y sacar una caja llena de clavos para que me los metiese por los oídos uno por uno. Me hubiese pasado las noches rezando con tal de que al día siguiente no tuviese que abrocharse los botones de la chaqueta o atarse los cordones. Me quería, y yo no sabía si la solución era que se largarse. Llegó un momento en el que no la dejaba encender la tele ni la radio. También me negaba a que pasase las páginas del periódico. Dos días sin comer, con tal de no abrir el frigorífico. “Es esta puta casa”, pensé.

Como comprenderás, acabé marchándome con ella a otro piso. Una cocina llena de cucarachas y un baño a reformar, pero sin ruidos viejos. A la semana ya me resultaba familiar el ambiente, y todo era más insoportable aún. Lo único que pensaba era “maldita zorra” todo el tiempo. La tenía medio encerrada, pero en realidad cuando más disfrutaba era cuando ella no estaba en casa. No podíamos poner música. No podía tirar de la cisterna, ni abrocharse el sujetador. No dejaba que me susurrase al oído. Me estaba volviendo completamente loco, Elisa. Dejé de dormir. Me dediqué a sufrir todos los días. Ella lo único que hacía era mirarme y parpadear pausadamente. Me quería, me quería y yo no quería que se largase. No sé si ahora me entiendes, Elisa. No sé si ahora encuentras explicación a porqué te he mandado mis dos orejas en ese paquete. Me corté las orejas porque todo me recordaba a ti. Puedes regalárselas a otro si quieres.

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