martes, 10 de junio de 2008

Las gasolineras, primeras 'bajas' de la huelga del transporte


Lee esta entrada recordando lo que es el efecto dominó. Si después de leerla crees que te convence el catastrofismo, te recomiendo la novela Ravage de René Barjavel.

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9 de julio de 2008: hoy hace un mes que comenzó la huelga de los transportistas. El Gobierno no ha querido ceder a sus presiones y la situación se les ha escapado de las manos. Los sindicatos han elevado el tono de sus reivindicaciones y ahora exigen, además de la reducción de los precios del Gasoil, que se les compense doblemente por todos estos días de huelga. El Gobierno no puede pagarles, estamos en crisis, no hay dinero. En Francia, Portugal, Italia y Bélgica están en una situación parecida. La segunda semana de huelga, un juez español ordenó que se cumplieran determinados servicios mínimos para abastecer a la población pero los piquetes no lo han permitido. Ningún camionero se atreve a salir a la carretera. Hay casi una ley marcial. Las fuerzas de seguridad del Estado no pueden hacer nada ante la estrategia prácticamente guerrillera de algunos camioneros.
Nada funciona. Todo está paralizado. Hace ya tres semanas que no puedo ir al trabajo. Me he quedado sin gasolina. Tampoco hay transporte público, claro. Todo el mundo está igual.
El metro dejó de funcionar hace dos semanas porque era imposible que todo el personal se desplazara diariamente hasta el lugar de trabajo. Además, tampoco hay electricidad desde hace cinco días. Supongo que las estaciones eléctricas también tienen empleados sin los cuales no pueden funcionar, como todo. De todas formas, no sé cuál es ahora mismo la situación general porque tampoco hay ni televisión ni periódicos ni radio. El teléfono fijo funciona y el móvil creo que de momento también, pero yo no tengo batería.
Por ahora seguimos teniendo agua, aunque hay cortes intermitentes cada vez más frecuentes. Aún tenemos comida (pasta y arroz principalmente), que cocinamos en la vieja cocina de butano de mi abuela, que vive al final de la calle. La pobre está muy mal, no toma la medicina desde hace seis días.
Hay algunas personas desesperadas. Sólo me muevo por mi vecindario, porque no tengo cómo ir a ningún sitio, pero últimamente procuro no salir mucho de casa, las cosas se están poniendo muy feas. A veces, desde mi ventana, veo cómo destrozan a martillazos la verja de alguna de las pocas tiendas que aún quedan intactas y se llevan lo que les quepa en un carro. El otro día vi cómo uno de esos saqueadores acababa apuñalado después de una trifulca por una caja con comida.
Hoy mismo he tenido que pasar la noche en un hospital saqueado que se mantiene sin luz, sin agua y sin medicinas. Unos escasos médicos pasan día y noche allí, hacen lo que pueden con los enfermos. Claudia, mi hermana pequeña, diabética, después de ocho días con las farmacias cerradas, murió en una de las camas de ese hospital. Espero que esto acabe pronto.

Henryque

La Croaca, 10 de junio de 2008

7 comentarios:

  1. Me encantan los relatos catastrofistas. Sólo espero que lo que hoy has anfibioticado no se cumpla nunca.


    ¿ Es posible que el fin del mundo tal y como lo conocemos venga de mano de los camioneros?


    Sería bastante original, la verdad.

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  2. Sí, la verdad es que no me había dado cuenta, pero la anterior entrada en la que hablaba de las inundaciones también era un poco catastrofista. Los camioneros podrían ser los jinetes motorizados del apocalipsis...

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  3. tanto como el fin del mundo no, havie, pero creo que está quedando claro que si los transportistas se ponen en huelga se puede llegar a paralizar todo el país

    y zapatero que no quiere llamarlo crisis, ja!

    muy bueno el relato, quique

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  4. me ha recordado muchísimo a "ensayo sobre la ceguera" de saramago. de estas sensaciones de que se te está acelerando el pulso.madremíademivida

    un saludete

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  5. de momento mis previsiones se cumplen, los supermercados se empiezan a quedar desabastecidos, no queda gasolina... no quiero ser yo el gafe que diga cómo estaremos dentro de un mes. jeje

    pd. gracias lalalá (por la exageración)

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  6. Joder, si como dice Javi los camioneros acaban con el mundo, sería una revolución obrera en condiciones. Lástima que no lo podamos ver.

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