Gijón de ´restallu´ ( La Voz de Asturias - 16/08/2008 )
Se trata, en este caso, de realidad basada en hechos ficticios. Lee después la noticia y compruébalo.
Pum. Gijón despertaba Pum, pum! Aún resacosa. Pum, pum, pum! De la noche de sus fuegos. Pum, pum! Que sonaron pum! altos y claros. Pum! Un éxito. Pum, pum, pum! Gijón se sacudía aún su espíritu de ciudad borracha y, de nuevo,... pum, pum, pum, pum, pum, pum!: el Restallón, que sacudió, otro año más, los cimientos de la ciudad y de muchas cabezas, con más de seis pum! Y de sesenta... El Restallón duró aproximadamente un cuarto de hora, poniendo punto y final a la Semana Grande, las fiestas de Nuestra Señora de Begoña, patrona de la ciudad de Gijón. Antes de que el cerro de Santa Catalina, lugar desde el que se suelta la traca, comenzara a petardear, se había celebrado la tradicional y multitudinaria Danza Prima en la playa de San Lorenzo, mirando al horizonte, en homenaje a todos los emigrantes asturianos.
Como siempre, costó formar el corro, muchos se resistían a dejar las toallas y ponerse a bailar. Sara Paz y su compañero, Antonio Nieto, en bañador y todavía mojados, bailaron, aunque "primero él no quería, pero cuando empezó a haber mucha gente nos sumamos al baile". Ella es leonesa y él malagueño, de Fuengirola. "Nunca la había bailado pero fue bastante fácil", dice Nieto. Sara Paz es de un pueblo de León, próximo a Asturias, "allí también la bailamos, la danza prima no es sólo asturiana".
Tras las dudas de Antonio y los empujones de Sara, se formó un gran corro humano, inabarcable e indestinguible, con varios lazos superpuextos, que se extendió sobre el Muro y la playa. Acabados los disturbios, danza y restallón, Enrique Ruiz paseaba de vuelta a casa "a comer y a celebrar". El pretexto de la fiesta reunió a toda la familia, su mujer, sus hijos y sus nietos, "tenemos unos centollos y rollo de bonito". Su mujer precisa: "Con patatas". A Ruiz le gustó el Restallón, como todos los años, la danza prima "fue muy emotiva, da gusto ver a todos los gijoneses bailar y cogidos de la mano". El Restallón es un fenómeno atípico que sorprende a quienes no lo han visto nunca.
Es más que una traca de voladores diurna pues tiene colores, como los fuegos artificiales, típicos de los espectáculos pirotécnicos nocturnos. "Es muy raro ver fuegos artificiales por el día", dice Ana Muñoz, de Cordoba, y de vacaciones en Gijón en casa de una amiga.
Ella no se ha atrevido a participar en la Danza Prima, su justificación es, cuanto menos curiosa: "Me bañé con las gafas, una ola me tiró y las perdi, ahora no veo nada". Su amiga María Fernández, a su lado, se ríe, "yo le dije que la acompañaba si quería pero no quiso". Sorprende la presencia de ambas en la playa, tan pronto --son las dos y media de la tarde-- son jovenes, a ayer, dicen, salieron hasta tarde, "tenía que enseñarle el Restallón y lo de la danza prima, vengo todos los años y me encanta. Es una pena que al final no haya podido ver nada", dice María Fernández, con sorna. Ambas ríen.
Con la Danza Prima y el Restallón se acabaron las fiestas, demasiado cortas para algunos, para otros demasiado largas. Javier Roiz, de Gijón, que vive en la plaza del Parchís, ya está un poco cansado de tanta celebración y tanto turista, "no se puede estar en Gijón por el verano, hay demasiada gente". Ayer era imposible encontrar una plaza de aparcamiento para el coche y hasta un rincón en la arena para las toalla y, de hecho, Roiz asegura que "tengo aparcado el coche donde El Molinón desde hace tres días".
Se acabó la Semana Grande, siete días intensos en los que hay, sobre todo, un rumor de gentío, de olor a sidra y a helado, que en el invierno, se echa de menos. Mientras, bajaba la marea en San Lorenzo, llevándose a la Semanona, dejando más sitio en la arena para las toallas, más plazas en las calles para los coches. Devolverá el mar a Gijón sus fiestas dentro de un año, quién sabe si le devolverá a Ana Muñoz sus gafas.
Cristina está presente como esposa de Enrique Ruiz pero motivos de seguridad me impidieron incluirla.
Nahuel y Otras
La Croaca de Gijón, 16 de Agosto de 2008