Tomé el último trago que me ofrecería aquella botella de Jack Daniels que ahora se tambaleaba encima de la mesa de cristal de la salita. Me había cagado encima. Sí. No lo podía negar. La bola maloliente que recorría mi parte anterior del muslo izquierdo había salido directamente desde mis intestinos dispuesta a ver mundo. Comencé entonces a balancear mi cuerpo hacia delante y hacia atrás, hasta que mi cabeza topó con el pico de la mesa y rajó mi ceja con precisión de cirujano. Lloraba. Claro que lloraba.
El culotte ajustado me apretaba los huevos y exprimía la bola de mierda que unos minutos antes me había encargado de producir. Las lágrimas se mezclaban con la sangre que brotaba de mi ceja e iba a desembocar a la comisura de mi boca dejandome probar aquella mezcla salada con sabor a perdedor; con sabor a embustero; con sabor a fracaso.
Con el Jack Daniels circulando por mi cuerpo cogí la bicicleta por última vez. Esta vez no era para ganar el tour, ni para entrenarme, ni para ponerme a prueba… Me dirigí hacia la salida de la Autoroute A43 y la abordé en sentido contrario. A modo de funambolista avancé sobre la línea discontinua del medio: me pasó un coche (había traicionado mi futuro), me crucé una moto (había mentido y encima lo había jurado por mi madre); y me pasó otro coche, esta vez por encima.
La croaca, Fuengirola, 18 de julio de 2008
Ala!!
ResponderEliminarA. Nieto ha resurgido de entre las cenizas y lo hace, como no, con un relato escatológico!!
Esto vuelve a ser lo que era. Ala, vuelvo al trabajo
por fin antoñito da señales de vida, y con un buen relato, por cierto.
ResponderEliminarsiento ser la pesada que siempre anda con lo del calendario, pero es que ya no sé cuándo me toca, porque según la última vez que actualicé (domingo pasado) me tocaría actualizar mañana, pero como ahora actualizó antonio, me tocaría el miércoles...tenemos que reestructurar el calendario?
muxus a todos!